Mi loft en Coruscant

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domingo, 8 de febrero de 2009

SEVILLA TURÍSTICA

Pues a pesar de unas ventiscas y unas cosas, hemos vuelto sanos y salvos de Sevilla. Por allí todo igual. Los sobrinos, que pasan sin previo aviso de un estado de inocencia, monérrimez y dulzura a otro de psicopatía recalcitrante en cuestiòn de segundos. Y la ciudad, con sus cervezas, sus tapas sus monumentos, su ánhe y sobre todo su gentuza.
Que no es normal que una ciudad tan fastuosa como Sevilla no haya sido capaz de quitarse una lacra tan enorme y desagradable como la que forman el colectivo: gorrilas-gitanasromeristas-delincuentesvarios. Y es que una cosa es tener algún que otro encuentro desagradable, pero tener que andar cada diez minutos evitando conflictos absurdos y ser atracado de manera ridícula es francamente desquiciante.
No puede ser que tener que llevar a una cuñada de turismo suponga tener que darle un cursillo rápido de visita a la Plaza de España: No cojas nada, no contestes a nadie, no mires a nadie y no te creas nada de lo que te digan.
Sevilla necesita el turismo y la gente en vez de marcharse con la sensación de haber visto una de las ciudades más bonitas de Europa, lo primero que hace al llegar a Guisconsin es explicarles a sus vecinos las 101 formas en que les han robado el dinero (los de Guisconsin siempre pican). Ya sea con el romero, con los falsos sordomudos, el impuesto por tener los ojos azules o la tasa por pararse quince segundos a mirar la puesta de sol.
No creo que sea tan dificil, alquilando las ruinas de la Expo para discotecas de ambiente seguro que sacamos para un cuerpo de élite policial (qué si los ponemos de mucha élite tambien pueden patrullar de noche por la Chueca- Expo).

3 comentarios:

coxis dijo...

corta mucho el rollo turístico el continuo ataque de las portadoras de romero, eso es indudable

tortadeaceite dijo...

Estimado Juannakin, sólo puedo decirte que tienes más razón que el paciente santo Job cuando jarto de que Satanás le diera por saco, se explayó bien explayado. Y eso que ya se jubiló el tío del número de la trompeta, la cabra, y los dos perritos vestidos de flamenca. Espero que no le cojas manía a Sevilla. Todavía -no sé por cuanto tiempo- hay más personas normales que aparcacoches. Un abrazo!

Skywalker dijo...

Coxis, cuándo vinieron mis yanquis de visita y les llevé la cosa ya fué espeluznante... la rubiez y altura de los mismos las atrajo en manadas descontroladas, no había manera de echarlas, fué un momento de lo más peligroso...

tortadeaceite, de manía nada, que a mí Sevilla me encanta y gracias a Dior ya no cotizo como turista allí por lo que no me suelen molestar, el problema es llevar a alguien nuevo, que parece que los huelen...