Mi loft en Coruscant

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lunes, 25 de enero de 2010

CUANDO DOS ELECTRONES CHOCAN

En otro orden de cosas (acabo de acabar la entrada sobre Misfits, es por ello que ahora continúo en otro orden de cosas, aunque aludiendo a algo que no está en esta entrada y que por lo tento debería suprimir... valeya!) y el plano más personal, que es lo que entretiene, el viernes me fuí a casa de T. a lo que se suponía que era una cena tranquila rematada con el visionado de unas pelis. Así, y después de hacer una visita a Mercadona a por los ingredientes necesarios, nos pusimos a cocinar un chop suey con fideos chinos que no lo mejoraba ni el señor Miyagui (se escribiría así). Como siempre que cocinamos T y yo, hicimos cantidades industriales de producto (todo nos parece poco) y nos confabulamos para comérnoslo todo, por lo que nos ayudamos siempre de grandes cantidades de bebida. Cómo sería el nivel de bebercio que hasta nos hacía gracia el show de José Mota. Y es que nos ponemos de un básico y un risueño...
Así, que visto lo visto, decidimos aparcar el peliculismo y ponernos rápidamente en marcha a lo que denominamos "ver y ser vistos" que consiste básicamente en ponernos monísimas, para luego salir a decepcionarnos con el panorama murciano y a no fijar la vista en nadie más de 0,3 segundos, no vaya a ser que demos pábulo a alguien indeseable para que nos dirija la palabra. Cosas de la tardo-adolescencia ésta que estamos pasando, creo.
Así que después de hacer un breve alto para engullirnos otras cantidades enormes de cerveza rodeados de rockeros(habíamos decidido que todavía era poca, y los precios rockeros son insuperables, aparte de conseguir, eso sí, que en esos sitios nos miren alucinados) terminamos en LOA, que creo que se va convertir en el imprescindible de los fines de semana, y es que tienen una música de lo más recomendable, despues de varios meses me ví bailando en un garito, y eso ya dice mucho del sitio. Poder cantar a gritos "cuándo dos electrones chocan" de La Prohibida, no tiene precio.


Después de esto, no había nada más que intentar ser responsables e irnos a la cama mientras aún fuéramos personas humanas y no un avatar de nosotros mismos.

El sábado mucho flexo y muchos temas (bueno sí, no tantos) y el domingo si que hicimos una escapadita para tomar un café, no fuera a ser que nos quedaramos para siempre en Cenicienta sin haber salido a la calle.

Al fin y al cabo un finde bastante apañado, y muy formalito. Tenemos que repetir decencia.

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